Las Relaciones Laborales, así como los ordenamientos jurídicos y nuestra constante evolución en todos los procesos psico sociales, y naturales, han conllevado a una acelerada necesidad de adaptación de todos los procesos a la realidad imperante, y en especial las regulaciones sobre la Seguridad y Salud en el Trabajo para éste 2024.
“En la Constitución de la OIT se establece el principio de que los trabajadores deben estar protegidos contra las enfermedades en general o las enfermedades profesionales y los accidentes resultantes de su trabajo”[i].
Si partimos del hecho que la seguridad y la salud en el trabajo abarca todos los aspectos relacionados con la prestación efectiva de servicios, la jornada laboral de 8 horas continuas en el trabajo durante un tercio de las 24 horas que conforman un día, concluimos que en nuestro lugar de trabajo desarrollamos todas nuestras plenas potencialidades humanas, personalidad y relaciones interpersonales, siendo el trabajo una oportunidad de crecimiento, mejora personal y a su vez el lugar en el que se debe prestar especial atención a la prevención primaria de riesgos que deriven en accidentes de trabajo o enfermedades ocupacionales que desembocarán en un sin fín de consecuencias negativas no sólo para el trabajador, sino además para el empleador, y en consecuencia la sociedad.
Ahora bien, estos riesgos a lo que está expuesto el trabajados no solo se presentan en la localidad de trabajo, sino tambien en nuestro medio ambiente ya que los patrones climáticos así como lo ha indicado la OIT: “tienen notables repercusiones en el mundo del trabajo, afectando en particular a la seguridad y la salud de los trabajadores.
Algunos ejemplos de riesgos laborales exacerbados por el cambio climático son el estrés térmico, la radiación UV, la contaminación atmosférica, los accidentes industriales graves, los fenómenos meteorológicos extremos, el aumento de las enfermedades transmitidas por vectores…”[ii], todo lo cual incrementa las posibilidades y los riesgos de afectación en las condiciones y estados del bienestar físico y mental de nuestros trabajadores, colocándolos en riesgos que por acción de la propia naturaleza, pudiesen ser atribuibles a condiciones propias dentro de las jornadas laborales en sus respectivos puestos de trabajo.
Todo esto genera sin dudas un sufrimiento no solo a los trabajadores y sus familias, sino que consecuencialmente impacta en los costos en los programas de proteccion y prevencion de enfermedaes que asumen las empresas que a su vez en muchos casos, se traducen en pérdidas económicas por las indemnizaciones legales que se deben pagar cuando ocurre un accidente o enfermedad ocupacional; las jornadas laborales improductivas por ausentismos justificados e injustificados; las interrupciones en la producción ante la ocurrencia de situaciones que ameriten determinadas paralizaciones bien sean pasajeras o de un mayor plazo; la formación y la readaptación profesional; así como en aquellas costosas jubilaciones anticipadas dado a la ocurrencias de accidentes o enfermedades de origen o agravadas con ocasión al trabajo; pérdida de personal cualificado, absentismo y altas primas en nuestros Seguros de Vida de HCM.
Muchos son los retos que tanto empleadores como empleados, deben tomar y adecuar sus procesos internos en la prestación efectiva de servicios, para contrarrestar, disminuir o desaparecer la accidentabilidad o la generación o agravamiento de enfermedades que pudieran desembocar en una patología ocupacional.
Sin duda alguna, nos encontramos ante una expectativa alucinante en la que las posibilidades parecen sobrepasar la realidad de los medios y mecanismos de prevención manejados en la actualidad, que ante situaciones cambiantes y generadoras de nuestro propio clima, el cumplimiento técnico de las condiciones de trabajado ante la toma preventiva de medidas dado el estrés térmico, en las que ante la presencia de las olas de calor que afectan el medio ambiente, los ambientes de trabajo, por más que sean controlados, terminan afectándose, y una modificación o refrescamiento de tan solo uno o dos grados menos de temperatura, puede poner en riesgo la fuente de empleo, por el elevadísimo costo que esto generaría para el empleador.
Así mismo, observamos que la contaminación atmosférica ocasionas por los incendios forestales ha alcanzado niveles nunca antes visto en nuestro territorio, ocasionando enfermedades respiratorias y ausentismos por ésta situación, así como la ocurrencia de accidentes de trabajadores durante la prestación del servicio, o industriales de gran magnitud, tales como hemos visto por la acción de los fenómenos meteorológicos extremos, que han ocasionado tragedias y pérdidas enteras de zonas industriales en nuestro país.
Sin embargo, estas situaciones podrían evitarse con la adopción de métodos racionales de prevención, notificación e inspección, aplicación del ordenamiento jurídico vigente, así como todos los instrumentos normativos publicados por la OIT relacionados a la Seguridad y Salud en el Trabajo y sin duda, en un cambio cultural y de consciencia que permita considerarnos en si mismos, corresponsables de nuestra propia seguridad y salud en el trabajo.